• Examen físico. Durante el examen, el
médico escucha los pulmones con un estetoscopio para comprobar si hay burbujas
anormales o sonidos crepitantes (estertores) y de rumores (roncus) que indican
la presencia de líquido espeso.
• Las radiografías de tórax. Las
radiografías pueden confirmar la presencia de neumonía y determinar la extensión
y localización de la infección.
• Los análisis de sangre y moco. Miden el recuento de glóbulos
blancos y buscan la presencia de virus, bacterias u otros organismos.
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